Idoletrías. Garamond vs. Helvética

Las letras, esa constelación de signos de la que hablaba el poeta Octavio Paz, son parte esencial de nuestra vida y nuestra cultura. Desde la mayúscula romana de la Columna Trajana, a las modernas tipografías digitales, la evolución de la Letra es un fiel reflejo de la evolución humana; su latido, su quehacer, su estética, su progresión civil, icónica, comercial y emocional. También sus zonas de luz y sombra.

Y en ese orden de sagrados claroscuros, el título Idoletrías hace mención cabal y desenfadada de la enorme distancia que separa a la letra de palo seco, gran aportación conceptual y formal del siglo XX -con la Helvética como representante más notable-, de la tipografía de herencia clásica, con remates y serifas, entre las que destaca la Garamond.

Idoletrías de una y otra han debatido durante décadas, y se han tirado a veces los trastos -las serifas habría que decir más bien, en este caso- a la cabeza, demostrando finalmente que nos encontramos ante dos tipografías de valor excepcional, con atributos distintos, que lejos de invalidarse la una a la otra, acabaron conformándose como idóneas para según qué uso, incluso para convivir juntas, como ha quedado patente en tantas ocasiones.

La Garamond, diseñada en 1532 por el francés Claude Garamond, y elegida como “Tipografía del milenio” tras una encuesta entre profesionales, es el mejor ejemplo de supervivencia y vitalidad práctica por encima del paso del tiempo. Basta recordar que fue la letra empleada en 1986 en el logotipo de Apple, junto a la manzana mordida, y que la Asociación de Editores estadounidenses, como recuerda Adrian Frutiger, la señala año tras año como ejemplo de excelencia atemporal, al reconocerla como la tipografía más utilizada en los libros editados.

La Helvética, por su parte, es símbolo de la modernidad y la eficacia comunicativa. Diseñada por Max Miedinger en 1957, su nombre se inspira en la vocación racional de la que el grafismo suizo hizo siempre bandera, y su éxito reside en su belleza y aptitud para ser leída con la máxima facilidad, en todas las circunstancias, condiciones y tamaños. Empleada por Bob Noorda y Massimo Vignelli en la gráfica del Metro de Nueva York, el Museo de Arte Moderno de la ciudad le dedicó una exposición monográfica.

La Caja de las Letras de la sede central del Instituto Cervantes acoge ahora, en lo que puede considerarse su lugar natural, Idoletrías, Garamond versus Helvética. Instalación a medida en la que encontraremos los mejores usos cotidianos de ambas tipografías: Carteles, portadas de libros, discos, revistas, objetos… Muy conocidos, en algunos casos, o desconocidos por el gran público en otros, pero mostrando siempre la belleza, capacidad y eficacia de ambas letras para cumplir con su misión estética y comunicativa. También como herramienta esencial del trabajo de los diseñadores gráficos, cuyas opiniones tienen cabida asimismo en esta convocatoria que se enmarca dentro de Madrid Gráfica, acontecimiento que con distintas propuestas llega de nuevo a su cita anual en los espacios culturales más relevantes de la ciudad.

Letras puras, / constelación de signos, incisiones / en la cara del tiempo…

Comisarios: Fernando Beltrán / Manuel Estrada

Inauguración: Jueves 10 de Octubre, a las 19h 

Con la perfomance «Encuentro» de Alicia Sánchez y Lucía Espin. Una ficción sobre un posible encuentro entre los dos tipos de letra, Idoletrías, personificadas en dos actrices, una mayor, Garamond y otra más joven, Helvética.

Alicia Sánchez Araujo es actriz , directora escénica y profesora de interpretación. Con una formación y trayectoria teatral muy sólidas. Conoció el éxito cinematográfico al protagonizar Furtivos, de José Luis Borau, en 1975.

Lucía Espín es hija de la cantaora flamenca Carmen Linares, y empezó jovencita a colaborar en series de televisión (El Comisario, 1999 / La chica de ayer, 2009 / Tierra de Lobos, 2010) y ha ido labrándose su carrera en la escena teatral y musical