America Sanchez (sin acentos), cambiaría allá por los años 80 la firma de sus diseños por el nombre de su madre, señalando así sus orígenes y liberándose de «ornamentos inútiles».
Especializado en identidad institucional y corporativa y en gráfica cultural y comercial, su formación está marcada por el estilo tipográfico internacional, que supo combinar con audacia con influencias de la cultura popular.
Este autodidacta que reconoce que «siempre aprendió dando clases», tiene piezas en la colección del MoMA y ha sido distinguido con el Premio Nacional en 1992, y ahora, una exposición especeifica sobre su recorrido en Casa de América.